Reflexiones ante la proximidad del 31 de Marzo
De todos es conocido, que hay, en el sistema sanitario madrileño, un conjunto importante de trabajadores mal llamados “eventuales” que llevan años y años encadenando contrato tras contrato y que esta eventualidad, les hace permanecer especialmente callados ante cualquier injusticia; muchos de ellos ya han recibido vía SMS, la información para que pasen a firmar el cese de contrato.
A fecha 31 de Marzo de 2013, muchos de los contratados eventuales del sistema sanitario madrileño verán si les vuelven a realizar otro nuevo contrato. Los que no sean agraciados con este nuevo contrato deberán tener sus días libres y de vacaciones ya disfrutados; dada la improvisación de la que viene haciendo gala la consejería de sanidad madrileña, los servicios en los diferentes hospitales y centros de salud no tienen conocimiento qué personas y el número de contratados que serán cesados o nuevamente contratados, con lo que “a priori” deberan liquidar los días a los que tengan más probabilidad de no ser nuevamente contratados.
Las plantillas de los servicios, por tanto, deben asumir los días libres de los eventuales y sus correspondientes vacaciones a los tres meses de contrato (7 días y medio). Como solución a este problema: algunos de estos contratados, o los que hacen suplencias de ILT, ven como les informan de que les van a dejar a deber días, bajo la “promesa verbal” de que en el siguiente contrato que se les haga, estos días les serán dados; en otros casos, estos días se darán reduciendo la presencia física de los trabajadores en algún turno, disminuyendo así la calidad de la asistencia por la sobrecarga que supone esto para el resto de trabajadores; en cualquier caso, y siempre que estos días sean dados a todos los trabajadores eventuales, será el personal fijo y el interino el que tendrá que asumir esos días de vacaciones, convirtiéndose paradójicamente en suplentes de los eventuales, acumulando días para disfrutarlos posteriormente, cosa a la que ya se está acostumbrado puesto que en verano, una vez disfrutadas las vacaciones, ven como no pueden librar adecuadamente ya que es este personal el que debe suplir las vacaciones de los suplentes. A esto sumamos el hecho de que en la actualidad, es la plantilla habitual de cada servicio la que debe cubrir los primeros 21 días de una ILT, ya que hasta ese momento no se contratará a un suplente, con la consiguiente desprogramación de planillas y acumulación de días libres no disfrutados.
Las preguntas que nos planteamos son ¿si hay tanta dificultad para dar los días libres y de vacaciones al personal eventual, es consciente la consejería que este personal es necesario para seguir manteniendo la calidad asistencial? ¿se van a seguir cerrando camas, unificando servicios sea bueno o malo para la calidad asistencial? ¿no sabe la consejería que al disminuir la presencia física en los servicios se disminuye también la calidad asistencial al ciudadano?; cuando aumente la presión asistencial de los servicios ¿la solución será seguir intentando derivar a los pacientes a la sanidad privada? ¿se van a privatizar más pruebas diagnósticas? ¿se aumentarán las derivaciones a clínicas privadas? ¿se consentirá que las listas de espera sigan aumentando? ¿se seguirá intentando desviar desde el Call Center a los pacientes, engañando sobre la lista de espera real en los hospitales públicos? ¿se va a seguir desmantelando los centros públicos en beneficio de los centros privados? ¿no es una mala gestión pública, infrautilizar los recursos públicos, y pagar para que lo realicen centros privados? ¿qué intereses hay detrás de todo esto por parte de los gerentes de los hospitales y de la consejería de sanidad?
Evidentemente, el interés de la consejería no está en la calidad asistencial proporcionada por los servicios y empleados públicos, ni en el ahorro, sí en la destrucción del empleado público, que tanto molesta a la empresa privada que vive de concesiones públicas y conciertos, y es una de las pruebas que demuestra los “grandes privilegios” de los que gozan los empleados públicos, tanto los fijos e interinos, como los eventuales, privilegios que solo existen en la boca de los que de verdad hacen grandes negocios a costa del erario público.