Desde su toma de posesión el pasado 25 de Junio de 2015 hemos asistido horrorizados a múltiples acciones reprobables por parte del Consejero Sánchez Martos (hacer llorar a una madre que dirige la asociación de niños con daño cerebral adquirido, contratación de personal eventual por Twitter, cese de una enfermera por pedir vacunas por Twitter para sus usuarios,…) mientras a los hospitales públicos de la región, que gestiona directamente el Sr. Consejero, se le han ido cayendo literalmente los techos.
Nadie ha asumido responsabilidades por ello.
En 2017 el Sr. Sánchez Martos sigue en su senda de política de cartón piedra para fotografiarse sonriendo mientras anunciaba la reconversión de un hospital público general en uno de media y larga estancia para facilitar el negocio a un hospital privatizado cercano, cesaba a la gerente de un hospital público por justificar ingresos “puntuales” en habitaciones de 3 camas, cuando las situaciones “puntuales” son la excusa habitual del Consejero ante urgencias colapsadas y listas de espera desorbitadas o anunciaba un plan de inversiones en infraestructuras para los hospitales públicos, pero les asigna un presupuesto en 2017 aún más mermado que los años previos.
No podía faltar un comentario acerca de la “humanización,” ese concepto tan hueco pero tan utilizado por el Sr. Sánchez Martos para cargar sobre los hombros de los profesionales de la Sanidad Pública con el sufrimiento que están provocando décadas de políticas privatizadoras y destructivas del SERMAS sobre sus usuarios y sus profesionales, protegiéndose él y el resto del Partido Popular de la Comunidad de Madrid.
Mientras, cada día nos desayunamos con una nueva corruptela del partido del gobierno en la sanidad madrileña que sale a la luz en el Hospital del Tajo, el Ramón y Cajal, la Princesa,…., o con ruedas de prensa para intentar revertir, con sonrisas y buenas palabras, los continuos ataques que el Consejero Sánchez Martos y la presidenta Cristina Cifuentes vierten contra los trabajadores de la sanidad pública madrileña.
Eso sí, el objetivo que Sánchez Martos se fijó al llegar al cargo de destruir a la Marea Blanca, se ha demostrado imposible a tenor de los informes del Tribunal de Cuentas y de la Intervención de la Comunidad de Madrid, que sencillamente están corroborando que todas las denuncias de esa Marea Blanca se quedan cortas respecto a la realidad que impera en el Servicio Madrileño de Salud (SERMAS).
Y por último, asistimos estuporosos al apoyo incondicional que Sánchez Martos ofrece, con total conocimiento de causa por las reiteradas denuncias desde AME y otros colectivos enfermeros, a una junta directiva caciquil y autoritaria en el Colegio de Enfermería de Madrid (CODEM), que está aplastando cualquier atisbo de democracia y transparencia en su seno.
El cese de Sánchez Martos no revertirá la precaria situación en que se encuentra el SERMAS en general, y la Enfermería Madrileña en particular; pero al menos aliviará la sensación de estupidez en la que estamos sumidos profesionales y usuarios de la Sanidad Pública Madrileña.
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