A.M.E. ANTE LA EVALUACIÓN DEL PROYECTO PILOTO QUE SE ESTÁ REALIZANDO EN LA COMUNIDAD DE MADRID.

Las carreras científicas como medicina, enfermería, farmacia, etc., nos vanagloriamos de trabajar basándonos en las evidencias publicadas que permiten dar a nuestros cuidados, a nuestros tratamientos, una seguridad a la ciudadanía y una efectividad demostrada. Siempre que podemos, sacamos esta bandera de la evidencia científica con orgullo.
La clase política y los gestores que toman las decisiones sobre nuestra salud y su manejo, también deberían basarse en evidencias: evidencias para hacer una gestión u otra, para invertir en una vacuna u otra o para contratar a unos profesionales u otros.
Pues bien, desde hace unos meses llevamos viendo la implantación de una nueva política: el cierre de las consultas programadas a partir de las 18:00 horas en algunos centros de salud de Madrid, sin evidencia ninguna del posible beneficio (más allá de los beneficios laborales y de supuesta conciliación familiar sobre todo en un colectivo específico) y lo que es más grave, sin evidencia ninguna sobre los posibles perjuicios a la población que atendemos en los centros de salud.
Sin embargo, sí hay evidencia sobre las barreras de acceso a la atención primaria, sobre el beneficio de la continuidad de cuidados con un mismo profesional, sobre horarios rotativos que permiten mejor conciliación (que es importante para todos), sobre el beneficio de las consultas de enfermería que en muchos de estos centros se ven amenazadas, sobre la confianza terapéutica basada en la continuidad entre un paciente y su profesional habitual y un largo etcétera.
Los que en ese momento nos levantamos contra esta medida, la mayoría de los sindicatos, la ciudadanía y algún partido político esperábamos la evaluación de este proyecto piloto como agua de mayo. Cuál ha sido nuestra sorpresa cuando pretendiendo leer una evaluación seria, hecha desde el deseo de evidencias que respalden decisiones como ésta, nos hemos encontrado con un informe nada serio, los pocos indicadores que han proporcionado son muy generales, sin ir al fondo de la cuestión ni proporcionar datos relevantes. Eso no ha evitado que el sindicato médico, que apoyó esta medida, haga una valoración positiva del cierre basándose en supuestos beneficios en la conciliación familiar y en la cobertura de puestos de empleo difíciles de cubrir (que se pregunten los por qués).
Desde A.M.E., volvemos a rechazar esta medida, que antepone un problema relativamente importante como es la falta de profesionales y la conciliación familiar al eje por el que pivota nuestras profesiones: el bienestar de la ciudadanía a la que atendemos.
Por lo tanto, volvamos a esa evidencia que tanto nos gusta recalcar y sobre todo volvamos a nuestro ser, al por qué nos dedicamos a esto: el bienestar de la sociedad.

Asociación Madrileña de Enfermería (AME).